lunes, 2 de junio de 2014

Isabel-Clara Simó, la mejor embajadora de las letras valencianas

Llanos de la Rosa Cifuentes | Despiece

La escritora alcoyana ha dedicado toda su vida a las letras


Aunque nacida en Alcoi (Alicante, 1943), Isabel-Clara Simó vive vinculada a Barcelona, donde no ha dejado de lado, de un modo u otro, su lengua materna, el valenciano.

Periodista y escritora, Simó es considerada una de las autoras modernas más importantes de la literatura catalana, y de las españolas más traducidas a otras lenguas. No existe género que la literata no haya trabajado: ha publicado alrededor de cincuenta títulos en casi todos los géneros: novela, narrativa breve, narrativa juvenil, teatro, poesía, guiones radiofónicos y televisivos, recopilaciones de artículos, ensayo, memorialística… Una producción tan prolifera por la que ha sido reconocida en numerosas ocasiones. En el año 1978 gana el premio Víctor Català con su primer libro, És quan miro que hi veig clar, ha sido galardonada con el Premi Sant Jordi y el Premi de la Crítica Serra d'Or,. Además, sus compatriotas le han entregado en cuatro ocasiones el Premi de la Crítica dels Escriptors Valencians y la Medalla d'Or d'Alcoi.

A pesar de todos esos premios por su producción en valenciano y catalán, Isabel-Clara Simó revela que no fue hasta su paso por la universidad que empezó a entender la importancia de su lengua materna. “Yo pensaba que mi lengua era sólo para hablar con la familia. No había leído ni una línea en mi lengua. Y a los 20 años escribo la primera cuartilla en catalán, que era una carta a un amigo, con diccionarios y gramáticas al lado”, confiesa la autora.

El día a día de Isabel-Clara Simó es un ‘no parar’. Dedicada a la enseñanza, el periodismo y la escritura, la propia autora dice que si no hiciera tantas cosas se aburriría. “Yo he tenido un vida poco interesante. Era la hija de un maestro y creo que era una muchacha melancólica, introvertida, que jugaba sola, que leía, que escribía desde muy pequeña... el noventa por ciento de mi vida era escuchar a mi padre, en la academia, en casa, durante las largas e interminables tertulias que también se hacían en casa”. En esos recuerdos de su infancia también aparecen los primeros textos que escribió. “De pequeña me decían que tenía facilidad para relatar”, confiesa la periodista. Sin embargo, no cree que lo suyo sea un don: “Claro que tengo facilidad para fabular, pero lo tiene todo el mundo que se lo proponga. Yo creo mucho en el trabajo y la disciplina a la hora de trabajar” aclara.

“Isabel es una gran artesana de las palabras, una mente lúcida, una creadora incansable que sabe enganchar al lector con su talento innato y la habilidad de una escritora de sólida trayectoria”, concluye el editor de sus obras Josep Gregori (Editorial Bromera).

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