viernes, 27 de diciembre de 2013

El rayo que no cesa: Maruja Mallo y Miguel Hernández

Carmen Thomàs

Maruja Mallo influyó en la obra de muchos artistas que hoy día sí aparecen en los libros de texto. Fue pareja durante cinco años de Rafael Alberti, cuya decepción y dolor jamás logró superar. José Luis Ferris nos confesaba que durante su exilio, Maruja sufrió una caída montando a caballo, en cuyo tiempo de reposo y delirio tan sólo pronunciaba el nombre de Rafael Alberti. Pero fue la obra  y vida de Miguel Hernández las que Maruja Mallo selló con su recuerdo.

'La sorpresa del trigo' (Maruja Mallo) 

Soy un triste instrumento del camino.
Soy una lengua dulcemente infame
a los pies que idolatro desplegada.


Según José Luis Ferris, el 70% de los poemas de “El rayo que no cesa” están dedicados a Mallo. Maruja fue una mujer que irrumpió en su vida en un momento en el que Miguel entra en “otra dimensión” tras su llegada a Madrid. Maruja, como mujer transgresora, le rompe los esquemas. 
Juntos, Miguel Hernández y Maruja Mallo, comparten un idilio que la pintora considera más que pasajero, al contrario que Miguel, que jamás había tenido ninguna experiencia sexual, ni tampoco una experiencia social y artística semejante como la que vivió tras su llegada a Madrid. 
En este momento,  Miguel Hernández comienza a descubrirse en la poesía amorosa y empieza a escribirla. La concepción religiosa en la que se ha criado el poeta le hace esperar una relación más duradera con la artista, pero se lleva una decepción cuando comprende que ella jamás se someterá a los patrones sociales que les han impuesto. En “el toro burlado como el toro” escribe; Como el toro te sigo y te persigo,/ y dejas mi deseo en una espada, / como el toro burlado, como el toro. Otros poemas, como “Imagen de tu huella”, resultan más positivos, y Miguel trata de rentabilizar, de algún modo, la dolorosa experiencia, apunta Ferris. 

El biógrafo también asegura que muy posiblemente habrían mantenido esa relación, pero la Guerra Civil les separó.  “Maruja consiguió salir de España, y Miguel luchó y después murió en la cárcel… No se volvieron a ver nunca. Pero sí; la visión de Maruja Mallo le abrió los ojos a otro mundo”.

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